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LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA

Hoy aunque han pasado muchos años y mi vida es tranquila y muy distinta a lo que voy a describir, es como si hubiera sucedido recientemente.
Mi vida estuvo rodeada de dificultades, me crié en un entorno de alcohol y malos tratos, éramos una familia por llamarlo así bastante grande, yo era de las mas mayores y quizás por eso lo viví peor no es que busque justificación a todo que posteriormente me pasó y tuve que renunciar.
Apenas sin edad me tuve que salir a la calle a buscar comida y algo de dinero para mantener a mis hermanos y para mí. Nunca pude ir a la escuela y bastante que envidiaba a las niñas de mi edad porque iban a la escuela y sabían leer y escribir, pero si iba a la escuela mis padres me regañaban incluso me castigaban porque decían que eso no me iba hacer falta para nada y que tenía que trabajar en mi casa y cuidar a mis hermanos.
Un día de los que vagaba por las calles pidiendo, siendo a penas una adolescente, una pandilla de chicos empezaron a seguirme mi corazón empezó a palpitar de una forma extraña como si algo malo me fuera a suceder, algo en mí intuía que iba a suceder y nada bueno. Eché a correr pero ellos me alcanzaron me empezaron a insultar me agarraron y me llevaron a un descampado allí me maltrataron y me violaron; fue lo mas humillante que una mujer puede sentir, apenas me podía mover estaba destrozada, me sentía sucia por fuera y por dentro, incluso sentí asco hasta de mí misma, quería morir, sobretodo pensando como se lo explicaba a mis padres si ellos apenas me daban cariño, como me iban ayudar a reponerme de tan brutal acontecimiento.
Pasaron horas hasta que pude reponerme y como pude llegue a mi casa, cuando mis padres me vieron no me dio tiempo a explicarles lo que me había sucedido me dieron una paliza por llegar tarde y sin nada que ofrecerles, me echaron a la calle a dormir, entonces si que sentí que mi vida no tenía sentido, quería acabar con mi propia vida, para qué quería seguir viviendo.
Por mañana ya se les había pasado a mi madre un poco la borrachera y me dejó entrar en casa, le conté lo que me había pasado pero apenas me hizo caso, me mandó hacer lo mismo de todos los días ir a mendigar.

Fueron pasando los días y los meses y sentía que no era la misma, sentía una tristeza en mí y también notaba que mi cuerpo estaba cambiando. Un día note que dentro de mí algo se movió era algo extraño no sentí dolor pero se movía dentro de mis entrañas. Decidí ir al médico porque no me encontraba bien. Cuando le expliqué al médico todo lo que me había pasado me hizo un reconocimiento y me dijo que estaba embarazada, ahora sí que no sabia lo que iba hacer, qué hacía con un bebe, sin trabajo sin estudios y sin nada, vagué por las calles sin rumbo, no sabía lo que hacer, no quería darle a mi hijo la misma vida que yo estaba llevando.
Seguí adelante como pude y ocultándolo en casa, cuando estaba de siete meses me puse muy mala y me tuve que ir al hospital me tuvieron que provocar el parto porque los dos corríamos peligro, allí en el hospital encontré el calor y el cariño que en mi casa no tenía me propusieron que si no tenía medios que diera a la niña porque fue una niña en adopción, yo no quería porque aunque fue producto de la violación había aprendido a quererla porque había crecido dentro de mi vientre, pero también comprendí que yo no podía ofrecerle nada.
Allí en el hospital lo arreglaron todo y se llevaron a mi niña, que dolor sentí cuando me la quitaron de mis brazos pero, renuncié por su bienestar
Pasé mucho tiempo en el hospital, y conseguí muy buenos amigos me ayudaron bastante hasta me consiguieron trabajo. Me hice un juramento a mi misma trabajar para estudiar enfermería y algún día poder presentarme ante mi hija y explicarle porque renuncié a ella.
A mi casa ya no volví, para qué si no se interesaron para nada de mí. Como me dieron trabajo en el hospital alquilé una habitación en una casa, así empecé a trabajar y a estudiar me costó bastante aprender ya que nunca había ido a la escuela, pero le ponía bastante voluntad y lo iba consiguiendo.
Pasaron muchos años nunca deje de pensar en mi hija. Nunca me interesó buscar pareja, eso para mí no existía, yo lo que quería era aprender. Y conseguí mi meta aprender a leer y escribir y sacarme el título de enfermería.
Como ya tanto me conocían en el hospital allí mismo encontré trabajo como enfermera y allí mismo me esperaba la gran sorpresa y satisfacción de mi vida que jamás olvidaré.
La vida es un pañuelo y la escuela más sabia de la vida.
Hoy ya no soy esa niña indefensa, hoy los años me han hecho más madura de lo que debería ser por tantos sufrimientos y frustraciones, pero dios quiso poner en mi camino un ángel para borrar todo el dolor que llevaba acumulado dentro de mi ser.
Hace unos meses llego una jovencita preciosa y muy dulce al hospital nada más verla sentí un escalofrío y el corazón se me empezó acelerar no entendía porque me pasaba esto cada vez que la veía, se apegó mucho a mí porque me contó que acababa de perder a sus padres en un accidente, y yo le recordaba a su madre, cada día sentía más cariño por ella quizás también porque me recordaba a mi hija que podía ser de su edad.
Fueron pasando los meses y me fue contando su vida y yo un poco de la mía, pero cual sería mi sorpresa cuando me contó que era adoptada, que su madre biológica la había tenido que dar porque no tenía recursos económicos y estaba muy débil para hacerse cargo de ella pero no la dejó porque no la quisiera, yo rompí a llorar y entendí entonces los escalofríos y el aceleramiento de mi pulso cada vez que la veía, no podía dejar de llorar y ella preocupada me preguntaba que me pasaba que se lo dijera.
Me arme de valor y le conté toda mi historia, las dos pensamos lo mismo que podíamos ser madre e hija y que el destino nos había hecho encontrarnos.
Nos hicimos las pruebas y efectivamente somos madre e hija.
Nunca creí que cuando la encontrara a mi hija entendería porque renuncié a ella, pero tuvo una familia que le inculcó una verdad desde el principio, ojalá la hubiera tenido yo.
Por eso las vueltas que da la vida me ha recompensado todo el sufrimiento que he pasado.
Las vueltas que da la vida.
 

Autora: Manoli Salas Toribio.

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Actualizada el viernes, 19 de agosto de 2016